También es posible construir otro modo de estar en la escuela,
de encontrar un lugar, un mejor lugar en el grupo de pares y volver
a tener confianza en las propias capacidades para aprender.
Todo ello lleva tiempo: tiempo de sostener política educativa,
tiempo de equipos, tiempo de supervisores, directores y docentes
que se suman y que aportan su recorrido, tiempo de familias
que vienen y van atravesadas por situaciones muy complejas,
tiempo de chicos y chicas que vuelven a la escuela en busca de
su derecho. Lleva muchos recursos y presupuesto, y lleva tiempo
construir condiciones para que sea posible el desarrollo de propuestas
que discuten los modos habituales que la escuela ofrece
y que resultan insuficientes para que muchos/as chicos y chicas
puedan aprender. Aunque queda camino por recorrer, no siempre
se tiene la oportunidad de transitar tantos años con un equipo
de profesionales que sostienen estas apuestas en busca de saberes
que permitan alojar mejor las diversidades de estudiantes
que transitan nuestras escuelas. Es entonces un deber y un desafío
poder compartir con otros colegas lo que hemos aprendido.